Analgesia: crioterapia para el dolor musculoesquelético
13 diciembre 2016 2 comentarios
En este artículo te quiero facilitar información fácil y útil sobre la utilización de frío, por diferentes medios, para producir analgesia.
Es mi intención que luego de leer este artículo puedas tener bien claras las pautas generales de este tipo de analgesia ya que pueden ayudarte mucho cuando sientes molestias y dolores musculoesqueléticos así como cuando necesites una relajación general.
Habitualmente se utiliza la crioterapia en: contracturas agudas o crónicas con inflamación, lesiones deportivas recientes (en fase aguda), torceduras, contusiones, pequeñas quemaduras domésticas, previo a realizar ciertos estiramientos, en migrañas. En casos de artrosis y lumbalgias crónicas ha dado buen resultado aplicar frío en vez de calor.
Puedes recurrir a estas aplicaciones sencillas luego de haber recibido un masaje, haber hecho ejercicio o haber tenido un día laboral que te ha demandado esfuerzo físico.
El frío generalmente se utiliza en lesiones y contracturas recientes que cursan con inflamación. La aplicación de frío suele ser localizada y raramente se utiliza un baño de inmersión completo.
El frío ayuda a disminuir el dolor porque reduce localmente la circulación sanguínea, baja la inflamación y libera la presión sobre los nervios y estructuras implicadas en la zona.
Cuando se aplica frío disminuye la actividad metabólica del tejido y la demanda de oxígeno en la zona, se produce vasoconstricción y disminución de la circulación logrando así un efecto desinflamatorio.
Un frío suave aporta sensación confortable, analgesia y relajación muscular. Un frío intenso estimula y vigoriza cuerpo y mente (como por ejemplo lo hace una ducha fría por la mañana).
Si la aplicación es prolongada o el frío es muy intenso el cuerpo protegerá a los tejidos de la congelación provocando un mecanismo de defensa de efecto vasodilatador con calor local.
Puedes recurrir a aplicaciones frías de diferentes maneras:
Masaje con cubito de hielo: frota la piel directamente con el cubito de hielo utilizando un guante para proteger tus dedos del excesivo frío. Otra opción muy cómoda es llenar un vasito de plástico con agua y colocar un palito de helado o un baja lengua dentro; una vez congelada el agua desmoldas el bloque de hielo y usas el palito como mango para sujetarlo.
Te sugiero también tener una toalla seca para rodear la zona donde aplicarás el hielo y así evitar que se derrame el agua en la medida que el hielo se derrite.
Es importante que delimites una zona que no supere los 15 cm de lado. Vas haciendo círculos por toda el área desplazándote lento. No dejes el hielo fijo en un lugar, especialmente en lugares donde hay prominencias óseas o panículo adiposo escaso, eso podría dañar los tejidos. Siempre mantén el hielo en movimiento sobre la piel.
Este tipo de enfriamiento es poco profundo pero efectivo para las tendinitis, para una contractura muscular o para puntos gatillo.
El tiempo de aplicación lo determinas tú según las sensaciones que experimentes. Las sensaciones normales son frío, alivio del dolor y enrojecimiento de la zona. Sensaciones como quemazón, dolor, entumecimiento o insensibilidad indican que debes interrumpir la aplicación ya que el frío es excesivo.
Almohadilla de gel: es una bolsa con un gel que puedes comprar en tiendas especializadas. Debes colocarla en el congelador.
Te aplicas la almohadilla envuelta en una toalla mojada en agua y escurrida (esto hará que mejore la conductividad del frío). La toalla seca no es recomendable porque actua de aislante.
A fin de aumentar y prolongar el enfriamiento, te sugiero colocar un plástico encima de la zona de tratamiento. También puedes abrigarte el cuerpo con una manta para evitar un enfriamiento general.
Unos 10 a 15 minutos de aplicación estará bien. Sin embargo, si es la primera vez que lo haces, te sugiero que a los pocos minutos de empezar controles el color de la piel. Recuerda que no debe estar pálida sino que deberá ir tendiendo a la rojez.
Bolsa de hielo: colocas agua fría y cubitos de hielo en una bolsa de goma o plástico. También puedes llenar la bolsa con dos partes de agua y una de alcohol y ponerla en el congelador (el alcohol actuará como anticongelante).
La aplicas según las indicaciones que te di en la almohadilla de gel.
*Baño de agua fría: esta forma consiste en llenar con agua un recipiente (utiliza un recipiente del tamaño que te permita sumergir la zona a tratar) y agregar hielo hasta que el agua alcance unos 15 a 18 ºC. Es importante que la temperatura sea correcta, por ello ten un termómetro a mano para medirla.
La duración de la inmersión oscilará entre medio minuto y un minuto. Tienes que estar atento a las sensaciones que experimentes (unos párrafos más adelante explico en detalle las sensaciones que resultan adecuadas y benéficas).
*Baño de contraste: con esta forma de baño lo que tendrás que hacer es realizar inmersiones de la zona afectada en agua fría y agua caliente de manera breve y alternada.
Necesitarás dos recipientes: uno con agua a temperatura entre 15 y 20 ºC y otro con agua a temperatura entre 38 y 45 ºC.
Debes comenzar con la inmersión en agua caliente durante 3 minutos y a continuación sumergir 1 minuto en agua fría. Repites el procedimiento 5 veces. Te recomiendo finalizar con agua fría para evitar la congestión del tejido.
*Si te apetece saber más sobre baños de agua fría consulta el artículo Hidroterapia: el baño de agua fría.
Indicaciones generales
Es muy importante en las aplicaciones de frío estar atento a las sensaciones de tu piel. Los signos que indican que la aplicación está funcionando bien son:
- coloración rojiza de la piel
- analgesia (alivio del dolor)
- relajación muscular
Los signos que indican que debes interrumpir la aplicación son:
- palidez de la piel o coloración violácea
- dolor
- quemazón
- insensibilidad
La crioterapia está contraindicada cuando: tienes hipersensibilidad al frío, sobre nervios superficiales o que estén en proceso de regeneración, en zonas isquémicas, en edemas de origen vascular, en heridas abiertas y úlceras. En todo caso, si tienes alguna enfermedad crónica, consulta primero al especialista para saber si la crioterapia es o no una técnica adecuada para tí.
Cuando utilices agua, es importante medir su temperatura para realizar la aplicación correcta y lograr la mejoría del dolor y no su empeoramiento:
- Se considera fría cuando está entre 12,7 y 18 ºC
- Se considera fresca entre los 18,5 y 26,5 ºC
El tiempo de aplicación dará diferentes efectos:
- Menor a 1 minuto (aplicación breve): estimula la circulación
- Mayor a 1 minuto (aplicación prolongada): disminuye la circulación y el metabolismo
Espero que esta información sirva para que puedas utilizar en casa alguna de estas aplicaciones de frío para que logres confort físico. Cuanquier duda que tengas ya sabes que puedes comunicarte conmigo para que la aclaremos.
Bibliografía:
– Analgesia por medios físicos, J. Plaja, Ed. Mc Graw Hill
– Hidroterapia – La curación por el agua -, Frederic Vinyes, Ed RBA
– Aplicación clínica de técnicas neuromusculares, L. Chaitow y J. DeLany, Ed. Elsevier
Analgesia: crioterapia para el dolor musculoesquelético por Andrea Saracco se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
Permisos que vayan más allá de lo cubierto por esta licencia pueden encontrarse en https://andreasaracco.wordpress.com/.
Comentarios recientes