Hacer como el avestruz
16 diciembre 2009 3 comentarios
«¿Sabés qué es una diatriba? «escrito violento o injurioso contra algo, o alguien». En este caso, te adjunto mi diatriba contra el feroz negocio de la belleza.»
«Mi amigo, el cirujano plástico, Lucio, con quien operamos centenares, o millares de casos, vivía de esa pobre esperanza social de cambiar una vida sin amor modificando la nariz, o aumentando el volumen de las tetas. Tenía mi amigo que atender a sus problemas económicos: separado, perseguido por su ex mujer, embargado, sin crédito, sin tarjeta, sin cuenta bancaria, sin auto… y ahora que ya no está, lamento no haber luchado más para convencerlo que dejase la cirugía estética «a pedido». Me contaba: vino una pareja, ella quería una plástica de agrandamiento; sugerí 100 gramos, eran suficientes para su formato corporal. Ella miró a su pareja, quien obviamente financiaba la cirugía. ¿Qué te parece, querido, cuánto me pongo? y él: mi amor, si estás pagando, pedile lo máximo. Y allá se iban, del quirófano, ella con una popa suntuosa, 150 gramos de plástico, orgulloso mascarón de proa… En fin, extraño a mi amigo, un ídolo para las mujeres del pueblo. Las mismas que ahora veo pidiéndome recetas de antidepresivos, con los párpados fatigados, aquel pecho sostenido por un andamiaje, aburridas, pura amargura: «el miserable se fue con su secretaria». «Cómo lo extraño a Lucio, él me comprendía, vos no, no sos como él. Pero haceme la receta, porfa». La ves salir por la puerta, sonrisa forzada, triste, solitaria y final. Y pienso estas cosas… claro, me dicen, vos porque estás bien, no parecés de tu edad. Y yo no les digo que … aprendí, viví, amé, hice lo que pude, y tal vez, tal vez… la vida me besó en la boca.»
Hacer como el avestruz
por Blas Cáceres
Una noticia científica estremecedora: la mitad de los niños que nacen hoy en los países desarrollados vivirá cien años. Imaginemos el 2109. Una vastísima cofradía de ancianos que no trabajan estará pendiente de la atención social y de los cuidados médicos. Ningún cálculo económico, ninguna previsión de la seguridad pública puede elaborar una estrategia para ese futuro ominoso. Con la prolongación de la vida, la demencia de Alzheimer aumenta geométricamente, las arterias se envejecen y se obstruyen, las articulaciones se bloquean, la polución ambiental actúa aumentando el cáncer, el enfisema pulmonar, las enfermedades autoinmunes, los trastornos genéticos, la dificultad para concebir. Y aún así, nuestra especie es optimista, y seguimos reproduciéndonos. Amamos, sonreímos, hacemos planes a largo plazo, ayudamos, fundamos organizaciones. Vivimos.
Y escondemos la cabeza en la tierra, como el avestruz, para no escuchar el peligro. ¡Tamaña especie pavorosa! dice el poeta. Escondemos también el concepto de vejez; enmascaramos con cirugía las arrugas, el exceso de tejido adiposo, la flaccidez mamaria. Ahorramos para una lipoaspiración siguiendo el modelo estético de moda: la delgadez es el principal criterio de belleza. Está bien, tenemos derecho a decidir sobre nuestro cuerpo, a soñar con la eterna juventud. Los médicos saben, sabemos que cada paciente tiene su lógica. Es difícil destruir una ilusión. En la intimidad del consultorio, en lugar de vender una técnica, hay que encontrar la raíz, el motivo que lleva al paciente a pedir una solución mágica. Antes de indicar toxina botulínica para las arrugas, una lipoescultura (quién se puede resistir a una fantasía semejante!), o medicamentos para el colesterol o la depresión, en una conversación franca y realista es mejor recomendar un cambio de vida: dieta saludable, ejercicios físicos, compromiso afectivo y social, ejercitar alguna vocación escondida. Por suerte hay tiempo hasta el 2109. Una frase ajena puede leerse con miedo o esperanza: el próximo siglo será más espiritual, o no será.
blascaceres2007@hotmail.com
> Humor en LA VIÑETA: Lo espiritual no se rellena con materia , Cosas de mujeres
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