Cuando el dolor no te abandona

Ya sea por vivencia propia o por observación, tanto tú como yo sabemos, que el dolor afecta a la mayoría de la población en repetidos momentos de su vida. Las consultas médicas constantemente están recibiendo pacientes con  algún dolor que los aqueja personal, social y/o profesionalmente. Estudios médicos arrojan que las personas con procesos dolorosos tienen su calidad de vida deteriorada.

Desde hace décadas, biólogos, filósofos, psicólogos, antropólogos…., vienen acrecentando su interés por el estudio del dolor en la búsqueda de soluciones para prevenirlo, tratarlo o eliminarlo. Comprendiendo que el dolor tiene una implicación importante en la sociedad y en la calidad de vida del ser humano, se van conquistando logros no sólo desde un entendimiento científico sino también humanitario. El Dr. Eduardo Ibarra, autor de la iniciativa ante las Naciones Unidas para elevar el tratamiento del dolor y la aplicación de los cuidados paliativos al rango de Derechos Fundamentales de la Humanidad, expone: «una buena salud y el tratamiento de las condiciones discapacitantes, como el dolor crónico, no solamente se debe de entender como una consecuencia del desarrollo de los pueblos, sino que es una forma de lograr el desarrollo».

Encontrar una definición adecuada del dolor que abarque toda su magnitud resulta bastante complejo. La IASP (Internacional Association for Study of Pain) define al dolor como: una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada con una lesión presente o potencial o descrita en términos de la misma. Es una definición correcta y apropiada pero sólo describe al dolor desde su aspecto sintomatológico. La Sociedad Española del Dolor (SED) completa esta definición: el dolor es «una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada con una lesión presente o potencial o descrita en términos de la misma, y si persiste, sin remedio disponible para alterar su causa o manifestaciones, una enfermedad por si misma». La SED explica que el reconocimiento de ciertos tipos de dolor crónico constituyen una enfermedad «per se» y que esta especificación debería ser incluida dentro de la definición del dolor del S. XXI.

Es importante establecer la diferencia entre dolor agudo y crónico. El dolor tiene un componente sensitivo y otro afectivo. Mientras que el dolor agudo es de instauración reciente (horas o días) y representa una alarma a través del cual nuestro organismo pone en marcha mecanismos de protección y curación, y en el que predomina el componente sensitivo, el dolor crónico arrastra un fuerte componente afectivo ya que se prolonga en el tiempo y presenta alteraciones neurobiológicas e incluso patologías viscerales.  El dolor crónico está considerado como un síndrome, o un conjunto de manifestaciones psíquicas, conductuales y sociales. Si bien la frontera entre ambos dolores no está bien delimitada por generar desorientación en los profesionales, exisiten tres requisitos que se tienen que cumplir para considerar a un dolor como crónico:

  1. Causa dudosa o no susceptible de tratamiento
  2. Tratamientos médicos ineficaces
  3. Dolor persistente por más de un mes después del final del curso normal de la enfermedad aguda o del tiempo razonable de curación

Algunos estudios sobre el dolor

El primer estudio realizado en España sobre prevalencia del dolor en la población general, se realizó en Cataluña en 1995 y consistió en una muestra de 1964 personas adultas mediante una encuesta telefónica. El 78,6% de los entrevistados refirió tener o haber tenido dolor corporal una o más partes  durante el último medio año. Las mujeres manifestaron dolor con más frecuencia y se observó una tendencia a que la prevalencia aumentara con la edad, aunque sólo el grupo de personas de más de 70 años presentó una prevalencia significativamente inferior al grupo de menos de 30 años. Las localizaciones más citadas fueron: espalda (más en mujeres y personas más jóvenes) y extremidades inferiores (preferentemente en mujeres y personas mayores).

Otro estudio sobre el dolor es el realizado por el Gabinete de Estudios Sociológicos Bernard Kiev en 1998 sobre una muestra de 15167 personas, obtenidas mediante una entrevista al cabeza de familia de 5068 hogares urbanos, en el que se analizó la presencia de dolor durante los 2 meses anteriores. En este estudio se determinó una prevalencia del dolor del 54,9% en los 2 meses anteriores a la entrevista, con un predominio en mujeres y personas de más de 61 años. Los tipos de dolor más frecuentes fueron los de origen otorrinolaringológico (25%), los reumáticos (21%), y los osteomusculares (12%).

El estudio CAVIDOL (Calidad de Vida y Dolor en atención primaria) realizado en la provincia de Lugo, en el 2005, arroja una muestra de 347 individuos con una edad media de 63 años, obtenida de una encuesta de calidad de vida.  El diagnóstico más frecuente de proceso doloroso fue gonartrosis (artrosis de rodilla) y coxartrosis (artrosis de cadera) con el 12.69 % de los casos, seguido de osteoartrisis de columna vertebral (10.27 %). Por aparatos, el más afectado es el músculo-esquelético (37.76% de los casos), seguido del sistema nervioso (3.63% de los casos). En nuestra muestra las mujeres tienen más dolor (tanto agudo como crónico) que los hombres y las personas con 65 años o más tienen más dolor crónico pero, y este es el hecho diferencial, menos dolor agudo que las personas con menos de 65 años.

Los resultados de CAVIDOL coinciden con un estudio sobre el dolor, realizado en una muestra de 4695 personas adultas mediante una entrevista telefónica; en él se analizó el dolor del día anterior a la entrevista, el tratamiento seguido y las consecuencias para el paciente. La encuesta arrojó una prevalencia del dolor del 30,1%. También se confirmó la mayor prevalencia en las mujeres y su relación con la edad. Las localizaciones más habituales fueron la espalda, las extremidades inferiores (que aumentaba con la edad) y la cabeza. Las conclusiones a las que llegan son:

  • Las personas que consultan por procesos dolorosos tienen su calidad de vida más deteriorada que las que consultan por otro tipo de procesos
  • El dolor crónico menoscaba la calidad de vida de una manera más amplia que el agudo
  • La causa más frecuente de dolor consultado es la gonartrosis/coxartrosis
  • El aparato más comúnmente afectado por procesos dolorosos es el músculo-esquelético
  • El sexo carece de influencia en el deterioro de la calidad de vida y en el grado de dolor percibido de las personas que lo sufren, tanto si es agudo como si es crónico. En estas mismas circunstancias la edad solamente influye en un aspecto de la CVRS (deterioro de la función física)
  • Las mujeres padecen más dolor (agudo y crónico) que los hombres y las personas de edad igual o superior a 65 padecen más dolor crónico, pero menos agudo que las más jóvenes.

> MÁS INFORMACIÓN: Fármacos o TENS , Fascia y postura corporal

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Acerca de Andrea Saracco
Mi ámbito es el de las terapias naturales y alternativas. Masaje Californiano Esalen, Terapia Puntos gatillos, Terapias vibracionales y energética (Sintergética, Flores de Bach), Reiki, Estética no invasiva (mesoterapia virtual).

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