Terapia de los Puntos Gatillo

Los puntos gatillo (PG) miofasciales constituyen una de las principales causas de dolor y disfunción del sistema músculoesquelético.

La mayor parte de los dolores corporales que padecemos diariamente tienen su origen en los puntos gatillo, los cuales causan prácticamente el 75% de casi todos los problemas relacionados con el dolor. Los músculos del esqueleto, representan casi el 50% del peso corporal. Cualquiera de los 200 músculos pares, osea un total de 400, pueden desarrollar puntos gatillo que activan el dolor.

Está demostrado clínicamente que los PG, también llamados puntos de activación, traen síntomas diversos como: jaquecas, mareos, náuseas, dolor de oídos, dolor de cuello, dolor de mandíbula, dolor lumbar, codo de tenista, síndrome del túnel carpiano, acidez estomacal, etc, etc. Muchas clases de dolores articulares, diagnosticados como artritis o tendinitis, se deben en realidad a la existencia de PG.

esquema de la localización de los puntos gatillo

Un punto gatillo central se localiza en la parte media del vientre muscular. A: fibra muscular normal en estado de reposo. B: nodo de contracción. C: fibra muscular en extensión desde el nodo hasta la inserción.

Se puede definir a los PG como pequeños nudos alojados en las fibras musculares como consecuencia de contracturas; su permanencia debilita al músculo y favorece su rigidez.

El conocimiento que se tiene de los puntos gatillo proviene directamente de la investigación médica occidental. En el libro Myofascial pain and dysfunction: the trigger point manual, Janet Travell y David Simons dejan muy bien documentada su investigación sobre la naturaleza de los PG, su diagnóstico y tratamiento. Gracias a su aporte podemos afirmar que los PG son reales; por medio de un equipo electrónico sensible se pueden medir las señales eléctricas que emiten y se los puede fotografiar con un microscopio electrónico. También son perfectamente palpables, encontrándose situados en una banda tensa de fibras musculares. Cuando el profesional presiona con sus dedos un PG activo, el paciente experimenta un dolor similar al que le aqueja y por el cual llega a la consulta.

Los PG son el resultado de lesiones en los músculos provocadas por traumatismos, sobrecarga muscular e inadecuado funcionamiento de la mecánica corporal. Una nutrición insuficiente o la tensión emocional también pueden llevar a la formación de PG. Luego de una cirugía los músculos y las articulaciones involucradas en la intervención tienden a desarrollar puntos que activan el dolor. Es posible que se desarrollen más puntos gatillo a medida que aumenta la edad, hasta los años más activos (edad adulta media). En edades más avanzadas se hacen más notorias la rigidez y la restricción de la movilidad más que el dolor de los PG activos.

Un PG agudo que se activa por una actividad inusual o una sobrecarga muscular puede revertirse espontáneamente y tornarse latente en una o dos semanas siempre y cuando el músculo no sea sobrecargado nuevamente ni existan factores de perpetuación; en caso contrario el dolor puede evolucionar de un estado agudo a crónico. La tensión continua de las fibras musculares dificulta la circulación local; la reducida llegada de oxígeno y otros nutrientes junto con la acumulación de toxinas perpetúan los puntos de activación durante meses e incluso años. Para interrumpir este círculo vicioso es necesario iniciar un tratamiento que corte la retroalimentación.

La terapia manual de los puntos gatillo es una modalidad que muchos masajistas elegimos para tratar el dolor. La liberación por presión del PG es una técnica altamente efectiva. La mejoría depende de la severidad del dolor, del tiempo transcurrido desde su aparición y del estado general de salud del cuerpo pero, en la mayoría de las veces logras una reducción notable a partir de la segunda y tercera sesión. A menudo, en la primera consulta ya experimentas un alivio significativo. Si presentas un estado de dolor crónico necesitarás de 10 a 12 sesiones. Sin duda la participación activa que tengas en tu tratamiento te ayudará a recuperarte más rápidamente, por ello el autotratamiento diario es una herramienta sencilla y fundamental para desactivar los PG cuando dispones de la información adecuada. La dificultad radica en que generalmente los PG transfieren el dolor a otra zona corporal. El conocimiento de los patrones de dolor reflejo es necesario para identificar los músculos que están causando el dolor.

> MÁS INFORMACIÓN: Cervicalgia

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Síndrome del túnel carpiano

a mi amiga MDM

También denominado túnel carpiano, este síndrome es el más frecuente de los atrapamientos que puede sufrir el nervio mediano. Se produce en la cara anterior de la muñeca, en el canal formado por el arco de los huesos del carpo y el ligamento transverso por donde discurren el nervio mediano y los tendones de los flexores superficiales y profundos de los dedos de la mano.

sindrome del tunel carpiano

El nervio mediano transcurre por la interlínea de la cara anterior del brazo, el antebrazo y la muñeca. Penetra por el túnel carpiano y se ramifica hacia los dedos.

El canal carpiano es un pasadizo estrecho y poco extensible; cualquier condición que cause inflamación o cambio en la posición  de los tejidos disminuirá el espacio existente, provocando compresión en el nervio y un conjunto de síntomas conocido como síndrome del canal carpiano.

El resultado se manifiesta gradualmente y suele iniciarse con dolor, sensación de hormigueo o adormecimiento (parestesia) en los tres primeros dedos de la mano y la mitad del anular, que se agravan por la noche. La razón por la cual los síntomas empeoran en la noche puede estar relacionada con la posición de la muñeca en flexión al dormir y/o por acumulación de líquido alrededor de la muñeca y la mano mientras se está acostado.  El paciente se queja de sensación de dedos hinchados, a pesar de haber ausencia de hinchazón. A media que avanza la enfermedad puede aparecer debilidad de la mano y la muñeca y sensación de calor o quemazón, y pinchazos irradiados hacia el antebrazo. En casos avanzados puede haber insensibilidad o sensibilidad reducida al dolor (hipoestesia) y ausencia parcial de movimiento (paresia) de la eminencia tenar (dedo pulgar). Coger objetos, sujetar un periódico o abotonarse la ropa pueden resultar una tarea difícil y dolorosa.

Las causas más comunes que conducen al síndrome del túnel carpiano son: sobrecargas repetitivas en diversos trabajos, uso prolongado del teclado y ratón del ordenador, escribir ininterrumpidamente, conducir por muchas horas. Otras causas pueden ser por gota, artritis reumatoide, gangliomas, diabetes, hipotiroidismo, etc y  cualquier causa que provoque reducción del espacio como ser un embarazo o la obesidad.

Entre los tratamientos posibles para el túnel carpiano podrás encontrar:
en la fase aguda el objetivo es reducir la inflamación

  • Uso de férula: por 24 horas o durante la noche para inmovilizar la muñeca
  • Crioterapia
  • Corticoides por vía oral. Puede haber efectos colaterales como molestias gastrointestinales
  • Infiltración de corticoesteroides: conlleva el peligro de punzar el nervio, y si el compuesto es de absorción lenta puede enquistarse como un cuerpo extraño
  • Iontoforesis, electroporación, ultrasonido pulsado: con dexametasona + lidocaína. No tiene los riesgos de la infiltración

en la fase crónica evolutiva el objetivo es reducir el dolor y realizar reeducación ergonómica antiálgico y antiinflamatorio

  • TENS: Intervención quirúrgica: la cirugía consiste en cortar la banda de tejido alrededor de la muñeca para reducir la presión sobre el nervio mediano. Los resultados arrojan que no tiene mayores complicaciones
  • Ejercicios post quirúrgicos: movilización digital del nervio y tendones en caso de adherencias, flexiones y extensiones  suaves de los dedos sin mover el carpo y a las semanas se comenzará con los ejercicios de potenciación
  • Masajes: para evitar adherencias, para mejorar la circulación, para favorecer la flexibilización de los tejidos. Terapia de los puntos gatillo.

El síndrome del túnel carpiano es de evolución progresiva, por lo tanto es muy importante las acciones que puedas tomar como prevención antes y durante tus primeros síntomas:

  • En la medida de lo posible, busca una nueva manera de usar la mano, de manejar las herramientas, de reacomodar tu postura corporal
  • Disminuye el uso de la mano para tareas exigidas, puedes intentar usar la otra mano en algunas ocasiones
  • Evita doblar las muñecas hacia abajo durante períodos de tiempo largo
  • Descansa con frecuencia tu brazo y mano, haz intervalos dentro de tus horas de trabajo
  • Mantén la cabeza centrada sobre la columna vertebral, relaja el cuello regularmente

> MÁS INFORMACIÓN: La evolución del dolor

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Epicondilitis

¿Has escuchado alguna vez decir a alguien que tiene codo de tenista? Hoy te explicaré qué significa esta expresión, que no es precisamente que tu amigo, vecina o familiar tiene un «brazo de oro» a la hora de jugar tenis.

 

dibujo de la insercion de los músculos extensores de la muñeca en el epicondilo lateral

La epicondilitis es un microtraumatismo repetitivo de los extensores y supinadores de la muñeca. Se presenta con dolor en el codo.

 

Codo de tenista es la forma coloquial de referirse a la epicondilitis, lesión muy frecuente en personas que practican dicho deporte; sin embargo cualquiera de nosotros puede tener una epicondilitis al realizar una actividad laboral, doméstica o deportiva en la debamos extender la muñeca reiteradamente. Si por ejemplo trabajas con el ordenador con el teclado o el ratón  en posiciones inadecuadas podrías desarrollar «codo de informático», o si pintas: «codo de pintor», o «codo de albañil» según el caso…
Una caída, un «tirón», un golpe en el antebrazo (codo) violentos podrían causarte también una epicondilitis.

La epicondilitis más frecuente se produce por un microtraumatismo repetitivo con sobrecarga concéntrica o excéntrica de los extensores y supinadores de la muñeca. Se denomina contracción concéntrica cuando los puntos de inserción de un músculo se acercan y excéntrica cuando los puntos de inserción se alargan.
Pese a su denominación, no es una enfermedad del epicóndilo (eminencia ósea en la parte lateral externa e inferior del húmero), sino una afección del tendón, y es más degenerativa que inflamatoria. Existen divergencias en cuanto a su etiología (causas de la enfermedad): algunos admiten que es una lesión inflamatoria con degeneración en la inserción de los extensores de la muñeca, especialmente el extensor radial corto del carpo. Otros sostienen que en la mayoría de los casos no hay proceso inflamatorio y las muestras quirúrgicas revelan un proceso de degeneración colágena y aumento de sustancia fundamental.

Los síntomas que se se presentan son: dolor en el codo (lado externo) al tocarlo o moverlo, especialmente en las maniobras que implican levantar la mano con la palma hacia abajo (extensión). Puede haber también dolor en los dedos al cerrar el puño.

Entre los tratamientos posibles tenemos:

  • Crioterapia: el masaje con un cubito de hielo sobre la inserción musculotendinosa es muy efectivo.
  • TENS: es eficaz. Muy recomendada.
  • Masaje: el masaje de fricción (técnica cyriax), los estiramientos y la terapia de los puntos gatillo son muy efectivas para reducir el dolor e ir recuperando la funcionalidad del antebrazo.
  • Ejercicios de estiramiento: para recuperar la flexibilidad de los extensores, flexores de la muñeca y supinadores. Son estiramientos mantenidos durante 15 o 20  segundos, de 5 a 6 veces al día.
  • Ejercicios de potenciación: para restaurar la fuerza de la musculatura del antebrazo. Se comienza con contracciones isométricas suaves de los flexores y extensores del codo, pronación y supinación, con aumento progresivo de la resistencia.
  • Ultrasonido pulsado: eficaz en la tendinitis aguda pero no en crónica (algunos estudios arrojan mejorías y otros no).
  • Antiinflamatorios no esteroides por vía oral: son de poca utilidad porque, como te he explicado la mayoría de las veces no hay inflamación.
  • Infiltraciones con coritisona o anestésico local: producen alivio temporal. Se puede repetir a las dos semanas pero no se recomienda infiltrar más de 3 veces al año. El riesgo: se va debilitando la resistencia de los tejidos.
  • Iontoforesis o sonoforesis con hidrocortisona y lidocaína: son eficaces y sin los riesgos de la punción directa.
  • Láser: en la mayoría de los casos no se observan mejorías.
  • Cirugía: se plantea cuando el dolor persiste fuerte tras un año de tratamiento.

Para finalizar, algunos consejos:

  • Suspende o reduce al mínimo la actividad causante de la epicondilitis
  • Disminuye el tiempo y la intensidad de la actividad. Realiza las modificaciones necesarias de herramientas y mobiliario de trabajo
  • Realiza ejercicios como método de profilaxis para evitar desarrollar la epicondilitis
  • Haz descansos y estiramientos (son muy efectivos durante el tratamiento y para evitar recaídas)
  • Utiliza una codera elástica

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